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LA SMART FACTORY EN LA INDUSTRIA 4.0

EQUIPO TREELOGIC | 22/02/2019

El concepto smart factory representa la adaptabilidad de la industria al mercado y contexto socioeconómico actual, volviéndose más flexible y conectada. En esta nueva situación, la automatización cobra especial importancia siendo punto clave de la nueva producción inteligente, basada en un constante flujo de información de todas las operaciones interconectadas.

smart factory
La conectividad de múltiples dispositivos ha hecho posible la evolución de la industria hacia el concepto de smart factory.

El nuevo modelo productivo se denomina Industria 4.0 y se fundamenta en la eficiencia energética y la conectividad para satisfacer las necesidades de un mercado basado en Internet, haciendo más dinámica la productividad. Y es esa conectividad la que hace posible la integración de toda la cadena de valor, tanto vertical como horizontal. De este modo se obtiene toda la información necesaria para optimizar los procesos productivos y conseguir ser más eficientes.


Aunque la industria ha sido el primer sector donde los avances tecnológicos se han podido ir implementando a lo largo de la historia, la última revolución industrial, la denominada como transformación digital, ha supuesto un reto mayúsculo para el sector. El nuevo sistema industrial aprovecha el actual panorama tecnológico en todas y cada una de sus facetas, desde la planificación hasta el análisis de resultados, pasando por cada una de las fases del proceso productivo.


A su vez, la smart factory forma parte de una red de suministro de servicios y productos mucho más amplia. Dentro de la nueva industria entran todo tipo de sectores además del productivo, como son la logística, el transporte o la distribución, entre otros, que se unen para formar un conjunto interconectado. Un sistema integral e inteligente que ayuda, como nunca antes, a hacer la vida más fácil al mercado de consumo, bien sean personas o empresas.

Cómo el Internet de las Cosas lo potencia todo

La conectividad de múltiples dispositivos ha hecho posible que la industria se modernice y evolucione hacia el concepto de smart factory. Gracias al innovador concepto de IoT, la maquinaria de las fábricas se conecta con los sistemas informáticos, que a su vez están vinculados con aplicaciones digitales almacenadas en la nube y controladas por personas. Como vemos, todo está conectado entre sí para ofrecer la mayor cantidad de datos posible, porque la información es poder, y cuanto más Big Data se obtenga y se analice, mayores serán las posibilidades de encontrar ventajas competitivas.


Algunas de esas ventajas son las ya comentadas de flexibilidad, eficiencia y ahorro económico, que dejan para los robots automatizados las tareas más rutinarias, desplazando a los operarios hacia actividades nuevas y que requieren mayor conocimiento y formación.


El Internet de las Cosas hace posible que una fábrica sea autónoma en gran medida. Pero sin el desarrollo de los procesos informáticos y automatizados que se necesitan para que todo funcione sin problemas, sin el diseño y fabricación de los robots o sin la supervisión constante de especialistas mediante plataformas de analítica de datos, la smart factory no sería posible. Es decir, ingenieros, arquitectos, analistas de datos, programadores y todo un grupo de personas multidisciplinares siguen siendo la base fundamental de la Industria 4.0.

El papel de la Inteligencia Artificial y el Big Data

Sin duda alguna la automatización es un factor elemental en el concepto de fábrica inteligente. Es un componente prácticamente innato en los sistemas de producción, pero para entender la esencia de la Industria 4.0 hay que ir más allá.


Una fábrica inteligente no es aquella en la que hay infinitas cadenas de producción llenas de robots automáticos que realizan cada una su única función: apretar una tuerca, soldar en un punto concreto o transportar cierto producto. El concepto de smart factory va muy ligado a la autogestión, es decir, el propio sistema se adapta, optimiza, evoluciona y cambia de manera independiente y automática. Aquí es donde la Inteligencia Artificial hace su aparición, dotando de capacidad para decidir sin la acción humana a todo el conjunto de sistemas informáticos. La palabra clave que define perfectamente la Industria 4.0 es aprendizaje. Las nuevas fábricas inteligentes son capaces de evolucionar y optimizarse por sí mismas, están en constante aprendizaje y analizan cada dato que los sensores captan para tomar las mejores decisiones. Esta capacidad permite una adaptabilidad a las cambiantes necesidades de la propia fábrica hasta la fecha impensable, otorgando una flexibilidad que mejora el rendimiento de los procesos y ayuda a reducir costes.


Sin las herramientas de analítica de datos actuales no se podrían dar las condiciones necesarias para calificar a una industria como inteligente. La conectividad es también fundamental, pero lo que realmente crea valor es el análisis de los datos recogidos. De nada sirve tener toda la información del mundo si no se es capaz de conseguir entenderla y sacarle rendimiento, por eso es que las arquitecturas Big Data y las personas encargadas de la interpretación del análisis de datos son lo más importante dentro de la Industria 4.0.


El continuo flujo de información procedente de los sensores, repartidos por todo el proceso de producción, hace posible que en tiempo real se tengan todos los datos relevantes actualizados. Al hilo de la capacidad para analizar información y actuar en consecuencia, y gracias a las ventajas que ofrece el Deep Learning, se pueden solucionar problemas relacionados con la gestión de suministros, como el agua o la electricidad. Aplicando las avanzadas técnicas de aprendizaje profundo se pueden evaluar los consumos energéticos, reconociendo los patrones de uso para identificar y predecir los picos de utilización de cada recurso. De este modo se ahorran costes y se optimiza el proceso productivo.


La apuesta por la digitalización de la industria tiene que ser una obligación para el sector. Aquellas empresas que no implementen la última tecnología en sus procesos serán sobrepasadas por aquellas que sí lo hagan. Saber adecuarse al mercado y al contexto de cada época es tan importante como la adaptabilidad a las necesidades del consumidor.

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